5/28/2014

El complejo de la babosa


No siendo capaz de escribir de mí, cuando peor me siento, he decidido comentarles cierta vergüenza ajena, que me agobia sobremanera. Mujeres que no saben decir que no, culpables de que existan hombres que no aceptan un no por respuesta. Más vano que lo que estoy por comentar, nada. Esta es la historia del hombre baboso, ese que aunque quisiera no podría competir con otros sementales. No hablo de su virilidad, hablo de su actitud frente a los retos que se le presentan en el camino, hablo de la manera de llegarle a una mujer, aun cuando sus intenciones sean netamente sexuales. De los mismos creadores de, el que muestra el hambre no come. La peor manera de obtener placer de una mujer es haciéndola sentir como una prostituta, aunque su labor se resuma a ponerse en cuatro. Y si así lo fuera, a las prostitutas les dan algo a cambio, no?. Para comerse una mujer no basta con querer comérsela. Él murmuró que yo tal vez sufría de una común enfermedad de las mujeres de Medellín: “Complejo de princesita”, cuando el que estaba lleno de complejos era él, más aún cuando una de esas princesitas le exigió otro poquito de juego, otro poquito de magia. Princesa, me hacen sentir esta especie de babosos, que habiendo encontrado fracaso en su primer intento, se cagaron en todo lo que pudo haber sido, y no será más. Simplemente porque los delató su complejo de inferioridad. -Ese juego de poderes tuyo me parece patético- continuó, sin saber que continuando me otorgada un poder que no le estaba pidiendo. Sí, a veces atacar y querer hundir al otro, tiene el efecto contrario. Patéticas sus patadas de ahogado, queriendo llevarme consigo en su naufragio. Claro, como no pudo hundirlo, se hundió. No estoy generalizando, porque conozco hombres que ni siquiera lo mencionan, que lo piden con actos, con seducción. -Moral de dos pesos- me llamó cuando me le perdí. No hay nada moral en mi discurso, no se trata de lo que se debe o no hacer. Se trata de seducir la mente si se quiere el cuerpo, no de tratar como un pedazo de comida a la mujer. 



Aún los más grandes depredadores deben correr un poco para atrapar a su presa, pero tu baboso, solo te arrastras.

5/17/2014

De la voluntad y el deseo…



Me sudan las manos, y podría jurar que no mando en mi cuerpo. Dentro de mi cabeza hay una disputa, tal vez se me nota: se me ponen los ojos como perdidos, y no hay señal de ninguna sonrisa. Sufro cuando peleo conmigo misma, porque soy mi mejor amiga, pero también soy mi enemiga, la peor de todas, sino me mido. Sé lo que quiero, eso es lo peor de todo: Que Soy consciente de mis actos. Pero es que a deseo le gusta el licor, y voluntad en cambio bebe como pajarito. El deseo invita a voluntad a beber, ella acepta porque él (como él a mi) se le hace irresistible. Tras unos tragos comienza a flaquear, pero sigues siendo consciente, sabés que lo que vas a hacer está mal. ¿Para qué eso de lo que está bien o está mal?- fácil-, si te dicen que está mal, de inmediato quieres averiguar que se siente. No es que me falte voluntad, es que mi voluntad está convencida de que te desea, está perdida mente untada de amor. Y si ella ama, y el desea, ¡nada que hacer! la pelea estaba perdida desde el principio. O quizás nunca la hubo, y sus intenciones estaban amañadas. Confabularon este plan, para hacerme creer que estaba consciente, jugaron a su favor, fingieron enfrentarse, cuando en realidad iban de la mano, se revolcaban, y tenían sexo, todo esto en mi cabeza, seguramente cuando veía un programa estúpido en la TV. Estoy perdida. Se han enamorado. Ella hace lo que él le place, y yo, OBEDEZCO. 

5/15/2014

"De tirar piedras"

-Tropezar con la misma piedra, besarla, acostarse con ella, tirar.la, volver a tropezar. Es signo de que estás caminando en círculos. Debes tirarla hacia atrás, caminar en línea recta, hacia el frente. Si vuelves a tropezar, tu eres la piedra. Y él es quién tropieza contigo y te "tira" en repetidas ocasiones.-

5/04/2014

CARTA A QUIÉN SABE QUIÉN


Quién sabe quién, me atrevo a escribirle estas líneas con pulso tosco, como desgarrando la hoja. Si pudiera solucionarlo con un puñetazo en la cara, lo haría, pero en vista de que soy una dama así usted, quién sabe quién, lo dude, le dedico este puñetazo de palabras, que a mi parecer cargan con más validez, que el mismo cuerpo. Y es que esta situación se me ha vuelto inaguantable, y la paciencia que antes era inagotable, me flaquea en la garganta. Me sobran las ganas de decirle un par de verdades, pero es que un par no me bastan. Y como no soy aunque usted quisiera que lo fuera, yo de su calaña; intentare ser, por demás educada. Ame usted a su mujer, antes de que otro, quien sabe quién, sepa amarla. Confíe en ella antes de creer que puede ser, por mí manipulada. Ella goza, de voluntad propia. Y aunque le cueste creer que ha abierto los ojos por sí misma, y no por otra. Esa es la verdad que a usted lo agobia. No se ahogue tratando de buscar culpables, acepte sus derrotas, en vez de estar dando patadotas para no ahogarse. Quién sabe quién, si en algo puede tener usted razón alguna, es en temer, que yo la ame a ella como ninguna. Porque mientras esto sea cierto, ella nunca estará sola. Me queda por decirle, y me rehúso: que se abstenga de nombrarme, como último recurso. Alguna otra maña más útil, ha usted de tener. Y si es verdad que es ella, de su vida la mujer, concéntrese en demostrárselo, y no la deje perder.

Con este amable consejo me despido, si la ama no se dé usted por vencido.



Y como se que es probable que le sea molesto mi escrito,  lamento decirle que lo tiene usted por demás: merecido.

MªL

5/01/2014

Acoso sexual



Cuenta como abuso, si te pienso mientras me ducho?

Cuenta como violación, si imagino que sos vos?

Entonces lo acepto,

Te soy infiel conmigo misma.

He abusado de tu imagen,

Te he besado y vos a mi

Soy culpable.

Te he hecho el amor,

En repetidas ocasiones.

Y sin pedir permiso.

Cuaderno de doble cara.


Era una tarde extraña. El día anterior lo fue más aún. Había esperado con gran incertidumbre la noche. Sí, últimamente mis miedos a la oscuridad se habían acrecentado. Y era en parte porque ella me había robado, y se había excedido conmigo incontables veces. Manoseada, por el alcohol, y la humarada, me fui perdiendo, perdiéndome a mí misma. El ocio ya no era ocio, era suciedad. Esa noche en especial, cargaba conmigo un cuaderno de doble cara: Un lado para el bien y el otro para el mal. Nadie más habría podido alcahuetearme tal disparate. Él me adoraba, casi igual como ahora me ignora. Cuando dejó de ignorarme porque ya no me adoraba, supo, y no tuvo remedio más que alejarse de mí. Dualidad que en parte contribuyó a mi autodestrucción.

El sexo me parecía un escape, una droga; el alcohol un facilitador. Sin saberlo, esa era la última de repetidas noches en que me haría daño, peor aún, en que disfrutaría hacerlo. La mañana siguiente, despertando de nuevo en un lugar extraño, y sin distractores en las venas, supe en el mismo instante en que abrí mis ojos que la había cagado una vez más. Me dolió como una puñalada de mi mejor amiga, y con el mismo descaro tuve que disimular mi descontento conmigo misma. Y tomar la situación con tranquilidad, tan frívola, que lograba ignorar lo culpable que me sentía. Él tipo con el que había pasado la noche me regalo unas gafas, supongo que mi resaca era evidente. Agarre el cuaderno que yacía sobre una mesa empegotada, por alguno de los facilitadores, digo, tragos. Camino a mi casa no me atreví siquiera a abrirlo. Me temía tanto, desconocerme en aquellas páginas…

Tenía que hacerlo. Así que tomé valor y comencé a leer. A penas y podía entender los jeroglíficos de las últimas páginas de esa noche. Los facilitadores comenzaron a dificultarme la escritura, al parecer. O más bien parecía como que esa no era mi letra. Pero lo era. No pude evitar compararlo con las voces extrañas que emite una persona poseída, que evidentemente no le pertenecen a ella sino a su demonio.

-Hazlo, tú sabes que quieres hacerlo.

-No lo hagas, vete a tu casa, vete a dormir.

Pude traducir luego de intentar no hacerlo por un rato. Dios mío!. Estaba totalmente fuera de mí. Pero consciente para dejar pruebas. Ahora no me pareció tan disparatado aquel regalo. Me sentí asqueada, y totalmente chiflada. Arranque las hojas, como si arrancándolas, fuera a olvidarlo. Pero no. Hoy no me olvido de eso. En parte porque esa misma tarde, de ese día. Conocí una de las personas que más he amado en mi vida. Con la que pude reconciliar todos mis conflictos, y fui inmensamente feliz.

El cuaderno me hizo entender que no podía seguir en discordia con mis sentimientos, y que más bien debía ser solo una. Y lo soy.

Mi nombre es MªL


Y soy todo lo que amo, y lo que odio, en simultánea.