12/13/2014

...

Han sido días de emociones encontradas. Por un lado, el intentar no resultar afectado por el comportamiento de personas ajenas, o por lo que sucede cuando tus planes y expectativas se desmoronan, sin poder hacer nada. Solo mirar. Viajes que me salvan de no caer en la tristeza que me ronda, y a la que le volteo la cara para que no nos coincidan las miradas. Se siente mal y bien, esto de irse de la zona de confort. La gente nueva, siempre va a aportare nuevas perspectivas, incluso si la conclusión es que tus amigos que están lejos, valen oro. Estar lejos me ha hecho darme cuenta que hay algo mal en mí que me impide encajar con facilidad en un grupo. Eso es doloroso, pero no mortal. Estos días me los paso reevaluando mis comportamientos, palabras necias, y gesticulaciones que evidentemente delatan mis descontentos. Aun no entiendo si soy o no una persona valiente, pero sí sé que se necesita valor para hacer esto. Me siento débil y la cama me resulta segura algunos días. No quería que nadie lo supiera, pues pensé que era una mujer fuerte. Pero la realidad es que soy tan sensible, como volátil. En este momento lo único que me importa es aprovechar lo que tengo. Personas que me hacen sentirme cerca a mi casa se vuelven invaluables. Conocer tanto como pueda se me convierte en mi nuevo plan, y de los viejos, recoger cualquier escombro que aún me sea útil. Al amor... que tanto me hace falta, lo tengo lejos. Pero intento sentir que todo esto vale la pena si logro superarlo. Y que cosas que eran pequeñas las encontraré de un tamaño inmensurable al regresar.