No hay nada que me mate más que la monotonía, que la
uniformidad, y podría decirlo, que la comodidad. Es como si necesitara en mi
vida, alertas para asegurarme de que sigo viva, de que aún se me eriza la piel y
me flaquea el corazón.
Lo sé, que para muchos la tranquilidad les basta, que adoran
su zona de confort y que un cambio les parece lejano, difícil e innecesario.
Soy lo contrario a estas personas, para mí el cambio es una
droga, una adicción; y esto no quiere decir que no pueda tener cosas
permanentes en mi vida, aunque parezca, quiere decir que como yo lo veo, no hay
una sola manera de verla, de vivirla, de sentirla.
No me creo única en este mundo, con estas ansias de estar
siempre en movimiento, en transformación, por eso tampoco renuncio a mi deseo
de enamorarme, de tener una familia, tal vez sea más difícil para mí encontrar
con quien compartir esta y otras adicciones, pero sino lo fuera, tampoco me
atraería la idea de encontrarlo.
A los ojos de muchos, puede parecer extraña, desequilibrada
e indecisa. No lo soy, tomé una decisión hace ya varios años y eso no quiere
decir que mañana no piense diferente, porque cambiar todo lo que me moleste de un
día para otro, las veces que considere necesario para sentirme feliz, no puede
ser un error.
Soy cambio y mañana quién sabe, decida quedarme con una sola
opción.
MªL