Entre más nos besamos, más nos cargamos de ganas de besarnos, entre más nos toca la avidez, más ávidos estamos de tocarnos. En tensión nos mantenemos, siempre a punto, y parando al mismo tiempo. Somos cuerpos estáticos, Atacándose con tanta carga densa y pulsante que nos repelemos al instante, si estamos demasiado cerca. Te acepto y me rehúso, y siento que te he mirado tanto que podríamos prendernos, chispear, encender, dañarnos, apagar la luz….
Cortamos circuitos, como nos cortamos la respiración, robándosela el uno al otro, vos querés de mí, yo quiero de vos, y esto no termina, hasta que alguno muera por falta de oxígeno, y el otro se incinere, por exceso de calor.
Somos cuerpos, estamos cargados, pero no somos lo que deseamos, lo que nos mueve nos abandona y nos ocupa a su antojo, por eso necesitamos de otro. Nos acariciamos, rozamos, besamos: para generar eso que nos mantiene vivos (Pulsión). Otro cuerpo: para fundirnos en él, y reclamarle luego lo que es nuestro.
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